Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

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Legislatura: 1860-1861 (Cortes de 1858 a 1863)
Sesión: 21 de enero de 1861
Cámara: Congreso de los Diputados
Discurso / Réplica: Discurso
Número y páginas del Diario de Sesiones: n.º 78, 1.229
Tema: Indemnización a varias provincias para reparar las pérdidas ocasionadas por las inundaciones

El Sr. SAGASTA: Pido la palabra.

Voy a ver si puedo deshacer la idea que tiene mi amigo el Sr. Polanco de que existe cierta contradicción entre los dos artículos que ha citado al Congreso.

Ya observará el Sr. Polanco, como observará el Congreso, la diferencia esencial que existe entre el art. 2.° y el 3.º Se dice que se dará, es decir, que el crédito que las Cortes conceden al Gobierno, se distribuirá primero a los que hayan quedado en completo estado de pobreza. Que se prestará sin interés y a calidad de reintegro a los que sin haber quedado en completo estado de pobreza, hayan quedado imposibilitados de continuar ejerciendo su industria. Y se dice que no se otorgarán anticipos a ninguno de aquellos que hubieran sufrido perjuicios, pero que hubiesen quedado en aptitud de recuperar su fortuna con elementos propios, sin ayuda de nadie. No hay pues contradicción ninguna entre estos dos artículos.

La explicación de la contradicción aparente que encuentra S.S. es sumamente sencilla: la razón es que las Cortes no van a indemnizar, van solo a auxiliar, a ayudar a aquellos que habiendo tenido medios de subsistencia, medios de trabajo, las avenidas los han dejado completamente imposibilitados para continuar su industria.

Yo no sé si estas explicaciones satisfarán al Sr. Polanco, pero voy a poner un ejemplo.

El Sr. Polanco conoce a muchos que han sufrido inmensos perjuicios; aquí en la Cámara tenemos algunos compañeros nuestros que han sufrido grandes perjuicios, que han tenido inmensas pérdidas; pero que esas pérdidas no les imposibilitan de seguir ejerciendo la industria que antes ejercían, porque lo que les ha quedado es bastante como base para rehacer la fortuna que han perdido. A esos no se les indemniza, no se les socorre, no se les auxilia, porque no necesitan auxilio del Estado.

Pero hay otros que también conocerá al Sr. Polanco, y si no los conoce, sabe al menos que han perdido todo lo que podía servirles de base, todo lo que podía servirles de elemento para recuperar la riqueza que han perdido; el labrador que ha perdido sus aperos, que ha perdido su ganado, que ha perdido su casa, que ha perdido todo su capital, porque ha perdido, por ejemplo, los granos que tuviera para la sementera y la manutención de su familia. Pues si a ese labrador que lo ha perdido todo, que se ha quedado sin nada no se le ayuda, no podrá salir del estado en que se encuentra, y si hoy no queda reducido a la extrema pobreza, lo quedará mañana. Pues a este labrador no hay que abonarle todo lo que ha perdido; lo que se hace es auxiliarle para que con ayuda de su trabajo pueda volver a ejercer la industria que ejercía, pueda recuperar, si no toda, parte de la fortuna que ha Perdido. Esto me parece que podrá aclarar al señor Polanco la aparente contradicción que sin examinar despacio estos artículos puede encontrarse, pero que no existe en realidad. Sin embargo, si S.S. no quedase satisfecho con estas explicaciones, yo estoy dispuesto a darle todas las que sean necesarias para la completa aclaración de esa duda.



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